Las organizaciones son cada vez más presionadas para garantizar el equilibrio entre la eficiencia de las operaciones y la eficacia en el cumplimiento de los objetivos definidos. La distribución de trabajo es uno de los grandes desafíos. Durante el día surgen nuevas actividades con diferentes objetivos y prioridades, por lo que la redefinición y distribución de la carga por los equipos es una tarea compleja.
La velocidad impuesta por la constante evolución del negocio dificulta la gestión de operaciones: en la formación, en la planificación de la capacidad, en el control y monitorización de las operaciones, y en el análisis del desempeño de los operadores y de los equipos.
Hay muchos datos, pero poco conocimiento sobre las operaciones.